El terminal eléctrico de 7 vías no se veía muy bien así que decidí su reemplazo. Desafortunadamente había solo un modelo disponible ese día y quería terminar luego con el asunto y entonces no tuve más remedio que comprarlo y, después de completar la reparación y el alargue del cableado, lo instalé en el travesaño trasero. No me gustó mucho la apariencia plateada del cuento pero, en fin.
Mientras peleaba con filamentos puntudos de cobre y cubiertas termocontraíbles Edie usaba el esmeril angular con la grata a punto de terminarse y sacaba a la fuerza el óxido remanente del marco del parabrisas. Bien. Roció el metal con washprimer y luego empezó a aplicar a mano varias capas de masilla, una después de otra con vigoroso lijado entre las distintas manos para asegurarse de que se adhiriera a la cabina.
Cuando el cableado estuvo listo lo enchufé a la caja y enruté los cables a lo largo del bastidor. Eran más largos de lo necesario, pero siempre es necesario tener cables más largos que cortos.
Edie lijaba y sopleteaba, lijaba y sopleteaba y el polvo de la masilla cubría lentamente todo el taller y no solo los alrededores de la cabina. Hmm… cuando terminé con la electricidad, al menos hasta ese momento, empecé a preparar el tecalan de la suspensión neumática. No fue fácil llevar los tubos a lo largo del chasis entre medio de todos los otros tecalanes y de los cables que poblaban los espacios entre los largueros.
A las seis de la tarde encontré que era suficiente y nos detuvimos. Edie se fue y yo me quedé un buen rato más barriendo y limpiando hasta que ya no hubo mucho polvo, pelos de perro y mugre sobre los autos, los mesones y sobre el suelo. Bastante latero… pero había que hacerlo.
Fui a buscar el snorkel en su rincón de olvido y empecé con la historia de colocarlo en su sitio en la cabina. No había puntos de anclaje ni tuercas de apoyo para los soportes así que había que ponerlos, y mejor hacerlo antes de pintarla que después, obviamente. Fue entretenido ver el snorkel sobrepuesto, y la sensación de progreso creció otro poco.
Pero, primero, me di cuenta que el anillo conector metálico entre el snorkel y el tubo de admisión de aire estaba muy dañado por óxido, medio destruido a decir verdad. Pensé en repararlo porque obviamente el repuesto no existía ya hacía muchos años en ninguna parte del mundo, pero luego decidí fabricarlo entero nuevo.