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La costa, cubierta con gruesos nubarrones y con gélidos vientos que nos asaltaban de tanto en tanto, me hizo soñar en cuán cómodos serán los viajes una vez la Merkabah entre en operaciones. Les recomiendo pasar donde Gilberto, en Duao, a comerse un platito de alguna cosa de mar.

Bueno, de vuelta en San Felipe, de vuelta a la pega y de vuelta al taller por la tarde. Terminé de limpiar el buje del balancín del paquete de resortes derecho luego de algún rato (varias horas). Su estado era tan deplorable como el del lado izquierdo pero igualmente rescatable.

Entonces agarré el balancín izquierdo y me decidí finalmente a limpiarlo como corresponde. Era una masa no despreciable y al examinarla mejor el guardapolvo que se había esfumado en el otro balancín dejando solo un delgado y herrumbrado anillo metálico en este lado se había pegado al balancín mismo en vez de permanecer en el alojamiento del buje. Naturalmente el fieltro separador estaba hecho un desastre y muy quebradizo.

Llamé y en el distribuidor oficial Mercedes tenían efectivamente en stock estos guardapolvos, pero cada uno a más de $ 90 mil pesos. No fucking way. Habría que emplear otros métodos y vías para conseguirlos ya que nadie más los tenía.

La otra sorpresa non grata fue que al examinar con más detenimiento la parte superior de la pista del rodamiento interno del balancín encontré la impronta de los polines en el acero, producto de la falta de atención tanto al nivel de aceite como a los pesos máximos permitidos de carga del camión. Mal.

Ganas no tenía ninguna de sacar las pistas y reemplazar los rodamientos por lo que habría que rearmarlos con cuidado cambiando la posición de los polines. La vida es dura es cierto, pero hasta yo tengo un límite.

Al revisar lo que me había traído desde Santiago descubrí que en vez de darme un par de retenes iguales para los balancines me entregaron un retén correcto y me dieron otro para los cubos. La maldita manía de agarrar las cosas y salir volando! Como verán hasta los de la Mercedes se caen… no se irá a caer Pairoa de vez en cuando. Al menos pude encontrar las micas de los intermitentes de los tapabarros delanteros; estaba un tanto preocupado por si no llegaran a tener en stock, no sé por qué.

Varias horas de trabajo después, una vez hube terminado de sacar toda la mugre incrustada y la grasa del balancín, pude empezar mi tarea de cepillarlo y hacerle cariñitos para dejarlo listo para la pintura.

Y en esas estoy trancado hasta ahora, esperando a tener tiempo para seguir con el arte manual y con ganas de armar la cámara de arenado para sacarle los detalles de óxido y mugre a los rincones odiosos de los yugos.

No sé si podré dedicarle tiempo esta semana, pero ganas no me faltan.

Saludos.

Pairoa