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Antiguo 11-10-2012, 00:00:18   #862
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Juan, otro de los operarios estilo McGyver, también aportó con manos y cabeza y entre los tres dimos con el modo de sacar los silenblocks viejos y poner los nuevos, que fue lo más duro de hacer por el óxido que rodeaba el anillo espaciador, como se puede apreciar en las fotos. Los silenblocks de los tensores fueron los primeros repuestos que compré para la Merkabah, y tenían ya más de un año guardados en espera de uso así que a decir verdad no tenían mucho de nuevos.

Luego fue el turno de las crucetas del cardán, las que también decidí que habrían de cambiarse aunque no exhibían mayor alteración o juego excepto el guardapolvo medio torcido. Por supuesto sacarlas fue todo un ejercicio de apreta de un lado, luego del otro, asoma el dado y luego el otro y mientras tanto sostén los varios kilos del cardán en el aire y apúntale exacto al vástago de la prensa y, en fin… un culo.

La cosa es que al final la primera cruceta en salir dejó a la vista que la decisión de cambiarla no había sido para nada errónea ya que el desgaste de la pista era evidente. Sacamos las dos crucetas liberando las manos del cardán y como era casi claro desde el comienzo no pudimos montar las crucetas nuevas ya que la grasera central de éstas iba puesta al medio en vez de en los extremos y por lo tanto no cabía ya que el espacio era muy estrecho. Había que modificarla o conseguir una que correspondiese. La original era demasiado cara, eso sí. Víctor guardó el cardán y las manos en su taller en espera de la solución al nuevo problema. Tomé el tensor con sus flamantes silentblocks nuevos y partí al taller de la Merkabah.

En el taller discutí con Eduardo acerca de las alternativas para el ítem crucetas y luego de delinear, más o menos, el plan B me puse a trabajar el resto de la tarde en la cola del camión. Agarré de nuevo el travesaño y medí todo y lo coloqué en la posición exacta en la que finalmente quedaría. Tuve que usar todas las prensas para poder dejarlo fijo ya que si recuerdan los largueros del chasis se habían separado luego de la soldadura. Al posicionar el travesaño y apretar todo un poquito la distancia entre los largueros se corrigió casi completamente; solo 2 milímetros de diferencia con la medida original. El mandril del noble taladro Bosch aceptaba brocas de hasta 13 mm. de diámetro de broca así que ese fue el diámetro máximo que pude perforar en espera de conseguir colocar la broca de 14 mm. o de conseguir otro taladro más potente y con mandril más grande. El abusado y reciclado taladro, sin embargo, se rehusaba a dejar de funcionar y hoyo tras hoyo parecía no cansarse. Lo único que sí acusaba recibo de la dureza del acero era la broca.

Al día siguiente por la tarde apenas pude agarré la Africa Twin y partí a Santiago en busca de crucetas que sirvieran para el cardán corto. Visité los locales donde tienen la mayor variedad y en ninguno tenían las crucetas deseadas. Mal. Para peor, era día de protesta y el aire estaba enrarecido y estaba lleno de carabineros en moto, zorrillos y mamuts por toda la Alameda, además de cientos de personas, la mayoría en edad de colegio, que se desplazaban a pata en dirección al oriente. Para matar la frustración me fui a la Fuente Alemana de Pedro de Valdivia con Providencia y me comí dos lomitos con palta y tomate al hilo. Ah…buena terapia! Rajé de vuelta a San Felipe porque tenía que trabajar por la tarde y en el cruce de Chacabuco los amigos en su camino me pistolearon y al parecer iba un poco más rápido de lo que los letreros indicaban que era mejor que fuera. Sin protestar y con una sonrisa pasé los documentos y seguí al poco rato mi camino con un papelito manuscrito en vez de licencia de conducir. La vida es dura.

Lo que siguó fue más o menos fome ya que me puse a hacer hoyos como loco una vez que el maestro tornero avellanó la broca de 14 mm. y pude terminar varios de los agujeros que resultaron ser una cantidad enorme. Eduardo iba afilando las brocas en la medida que se gastaban, lo que sucedía con una persistente frecuencia. Y el pequeño taladro… siempre firme. Con el tornero convinimos en que se haría una prueba para perforar el dado de las crucetas para colocar allí las graseras, ya sea que pudiese o no hacérseles hilo. La tarea parecía dura pero valía la pena hacerla ya que no me doldría tanto perder una cruceta de esas en relación a pagar lo que valía la original.











Última edición por pairospam fecha: 11-10-2012 a las 00:14:55
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