La caja de válvulas del CTIS y aquella de la suspensión neumática tenían que fijarse al túnel del motor. Encontré el mejor acomodo y todo parecía encajar en el confinado espacio disponible, considerando además que había que poner las botoneras y los manómetros de aire, la unidad de control del CTIS, el stereo, la radio CB y los parlantes centrales. Hmm…
Algo de tiempo le dediqué también al espacio bajo la calefacción para poder limpiarlo y cerrarlo definitivamente. Difícil fue lijar el óxido de los huequitos del bendito lugar y los dedos me quedaron adoloridos un buen rato después de hacerlos por algunas horas. Apliqué varias manos de un imprimante industrial y lo dejé a que se secara. En el intertanto, hice un montón de marcas y rayas para los agujeros para las tuberías del AC desde el radiador al condensador y viceversa. Tenía que hacer un hoyo también, suficientemente generoso como para admitir el aire exterior fluir hacia la consola y desde ahí al Ac y a la calefacción. Esta vez le pondría un buen filtro, esos sí, uno al que pudiese accederse y cambiar fácilmente.
Cambiando de esto a lo otro y ayudando a Edie cuando era necesario, fabriqué unos soportes pequeños pero firmes para los panelkes de la consola de un pedazo de chapa que estaba metido entre los fierros viejos, como siempre.
En un momento dado Edie dijo que ya era hora de ocuparse del abollón feo delantero izquierdo y discutimos el mejor modo de hacerlo. Después de unos cuantos retoques con el cincel ya la verdad es que no había mucho más que hacer. Si recuerdan, había sido reparado, con parche metálico incluso, al menos un par de veces antes, así que la única solución posible era la de modelar la pieza con la milagrosa masilla. Así las cosas, Edie empezó a aplicar su arte, yendo de un lado a otro de la cabina para comparar el costado bueno con aquel en reparación, tratando de dejarlos lo más parecido posible mientras la masilla se depositaba capa tras capa.
Por mi parte, usé todas las herramientas que tenía a la mano para limpiar más eficientemente el marco de la puerta del chofer que cuando habíamos limpiado el lado del copiloto. Salió bastante bien y me demoré un cuarto del tiempo usado previamente, como un par de horas a la final. Luego me dediqué a limpiar el frente de la cabina. Algo de óxido superficial se había formado donde ya había limpiado con anterioridad (hacía al menos un año!) pero nada que un tipo empeñado no pudiese manejar con hartas lijas, gratas de copa, discos laminados y un largo etcétera.
Edie hizo su mejor esfuerzo, pero no estaba muy satisfecho con el resultado. Este particular aspecto de la cabina es muy característico del modelo del camión por lo que tenía que quedar perfecto. Hmm…
