[Curricon]

realizaba una seuda fiesta afro, la que estaba marcada por el fuerte sonido de
tambores, cantos, bailes y por supuesto de la nube de marihuana infaltable en este
tipo de eventos. Sin duda que Río es una ciudad que nunca descansa… ¡¡siempre
tiene ánimo de fiesta¡¡.

Al día siguiente, Carlos y Pilar sacaron sus monopatines eléctricos (construidos por
él) y se lanzaron a recorrer la playa de Copacabana e Ipanema, allí nos juntaríamos
para almorzar. Nosotros nos fuimos caminando por toda la playa de lamengo,
conversando con los dueños de otros canes que jugaban con Luca, luego seguimos
hasta Botafogo para tomar el taxi y así seguir hasta Ipanema, muy buena suerte
tuvimos porque la mayoría de los taxistas tenían perros y trataban excelente a
Luca. El almuerzo fue en un buffet de Ipanema que tenía muy buen precio y
excelente comida, ideal para celebrar a distancia el ¡¡Día de la madre¡¡. Por la tarde
nos fuimos con Karen al Shopping Río Sul, donde ¡¡por fin pudimos tener un chip
claro brasilero de prepago¡¡.

Al día siguiente fuimos con la misión de sacarme los exámenes de sangre
rutinarios, buscamos un laboratorio en Ipanema y probamos la experiencia de ser
atendido en otro lugar. El laboratorio se veía muy bueno pero eran muy lentos
para atender y cobraban un precio razonable, los resultados los tenían en 3 días
mas pero serían enviados a mi email. Hasta allí todo bien, salvo que pasaron los
días y los resultados jamás llegaron… ¡¡me metieron un goooool brasilero¡¡

La salida de Río de Janeiro la hicimos a las 7:00 AM, para evitar las horas de
congestión. Carlos había recorrido parte de la ruta y había visto que la salida nos
llevaba por un túnel donde había un letrero de no ingresar camiones, por lo cual
habíamos decidido pasarlo igual salvo que la policía nos impidiera el paso. Así
comenzamos a abrir la ruta, mucho tráfico pese a lo temprano del recorrido y al
llegar al túnel… cha chán¡¡ un policía nos saca de la pista así que nos desviábamos a
una calle céntrica que para variar no conocíamos. Improvisamos la ruta hasta que
pudimos tomar la autopista que buscábamos, Carlos iba un par de vehículos antes,
yo le seguía atento a dar aviso de cualquier cambio, de repente un taxista ¡¡Loco y
tarado¡¡ porque no puedo decir otra cosa, frena completamente para cambiarse a
la pista lateral, como venía el desfile de vehículos no se movía, incluso pasó la
policía y ni siquiera se inmutó, lo tapé a bocinazos y como si fuera sordo e
indiferente ¡¡seguió parado¡¡. Mas adelante, un par de pasarelas nos hizo pasar
susto, pero nos pudimos cambiar de carril a tiempo. Al salir por fin de Río
respiramos tranquilamente e iniciamos el ascenso por la ruta hacia Petrópolis.

El camino por la montaña era sinuoso y estrecho, la mata atlántica nos rodeaba con
su frondosa vegetación, mucho camión y autos transitando a lo largo de la vía pero
igualmente pudimos disfrutar de la excelente vista panorámica del lugar.
Llegamos a Petrópolis, bella ciudad con claros signos de influencia europea ¡¡que
ganas de visitarla¡¡ queríamos comprar en un supermercado, pero las calles
comenzaron a hacerse estrechas y decidimos abortar misión. Seguimos en ruta
hasta llegar al bello poblado de Tiradentes, que marcaba nuestro ingreso al estado
de Minas Gerais.