[Curricon]

Bitácora Nº16: Rio de Janeiro - Tiradentes - Ouro Preto

uerida Familia y Amigos

Felices disfrutando de las maravillosas playas brasileñas, escribimos la
continuación del relato del paso por Rio de Janeiro para luego colocarlos al día en
los kilómetros realizados hasta Prado.

Como ya les contamos anteriormente, nuestra entrada a Río de Janeiro fue casi de
antología. Al día siguiente el sol nos recibió en toda su majestad, desde muy
temprano la gente se apostaba en la playa con las aguas de coco y las sillas
playeras, muchas personas haciendo deportes y otras tantas paseando a sus
mascotas, sin duda ¡¡se veía el ambiente carioca¡¡. Karen y yo ya habíamos tenido
la fortuna de estar en Río, por lo cual sugerimos a nuestros amigos partir
recorriendo el Corcovado para luego seguir con la visita al Pan de Azúcar, fue así
que tomamos un taxi e iniciamos la ruta para aprovechar al máximo el día.

Pese a que no era temporada alta, había mucha gente visitando el Corcovado,
muchos furgones de pasajeros bajando como locos las curvas que te llevaban al
Parque Nacional y el taxista que nos trasladaba nos llevaba mareado de lo loco que
era al volante. Hicimos la fila con el sol pegándonos duramente a la cara y Luca en
su canil aguantaba estoico para evitar que nos pusieran obstáculos al ingresar.
Subimos a los furgones que te llevaban al mítico Corcovado y cuando nos
disponíamos a entrar (los españoles ya lo habían hecho), un guardia nos hace
señas de que salgamos de la fila… la razón.. ¡¡Luca¡¡. Explicamos que no nos habían
dicho nada al ingresar y que incluso pagamos la entrada, nos pidieron disculpas y
le dijeron a un furgón que éramos “prioridad” para bajar, por lo cual solos y
discriminados bajamos, cual perro sarnoso, el Corcovado…¡¡ sólo le vimos los pies
al Cristo¡¡.

Al bajar tan rápidamente no pudimos avisarle a nuestros amigos españoles, por lo
cual los esperamos mientras venía el encargado para ver si nos devolvían el dinero
cancelado. En la espera nos preguntaban de donde éramos y comenzaban a
decirnos “ohh Chili”…¡¡chi chi chi le le le¡¡…. Jajaja seguían rallados con nuestro
grito futbolero. Decidimos no ir al Pan de Azúcar porque de seguro sucedería lo
mismo, así que para pasar las penas nos fuimos a almorzar en Copacabana.

Al bajarnos del taxi, comenzamos a disfrutar lo entretenido de Copacabana, mucha
gente bebiendo cerveza, agua de coco, paseando mascotas, bikinis y sungas por
todos lados ¡¡no parecía otoño¡¡… comimos un buen peixe con patatas fritas
acompañado de agua de coco gelado. Luca por su parte se entretenía mirando a la
diversidad de perritas que cual ladies iban perfectamente peinadas paseando por
toda la playa.

Nos fuimos por toda la costa recorriendo la playa en sus veredas blancas y negras,
disfrutando del sol, de la excelente compañía y el exquisito aire marino, así
vagamos hasta el atardecer para luego tomar un taxi y regresar al estacionamiento.
Antes de meternos al camión, caminamos a orillas de la Marina Gloria, viendo la
exposición de yates y lanchas estacionadas y llegamos a un espacio donde se