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Bueno, ahora sí continúo con algunas líneas y fotos de lo que han sido los últimos días del proyecto.

De nuevo estaba tan cansado que no me dio el cuero para salir a correr por la mañana como siempre. La verdad es que no pude salir a correr ninguno de los días de las vacaciones excepto el lunes, luego de descansar el fin de semana. Me debo estar poniendo viejo.

La primera tarea de la mañana siguiente era la de desarmar y revisar los balancines. Asumía que el nivel y la calidad del aceite no se habían revisado nunca, y tenía razón. Al sacar la tapa una cosa oscura y viscosa salió del interior del balancín, dejando ver además que el nivel era inferior al recomendado en el manual y que los polines de la parte superior del rodamiento estaban teñidos de óxido.

Había una tuerca enorme que aseguraba el rodamiento al buje y por supuesto no tenía a mano ningún dado de esas dimensiones, así que agarré un pedazo de viga que originalmente era para el proyecto de la Blazer 6x6, y que ya había sido usada por Chaleco como donante de un pedazo de fierro, y dibujé el hexágono en una de sus caras. Luego, con el esmeril angular corté el acero y reforcé con soldadura las costuras de los perfiles.

La nueva herramienta quedó bastante firme y precisa al milímetro. Bien. Con ella y una palanca larga solté entonces la tuerca famosa, solo que al principio no me di cuenta de que tenía hilo inverso y que la estaba apretando en vez de soltarla. Ops.

Como sea, al final salió la tuerca y con la ayuda de Eduardo y de Tito saqué el rodamiento exterior y el balancín los que afortunadamente no parecían tener daño alguno, así como tampoco tenían mucho daño las pistas, solo una cantidad considerable aún de aceite viejo y asqueroso y un poco de óxido superficial como indica Chaleco en la foto. La limpieza sería capital y el cambio de retén mandatario al lado derecho.

Pero, qué hay del lado izquierdo? Era acaso necesario desarmar todo si solo filtraba por la empaquetadura externa? Por supuesto! Ya estaba ahí y, además, tenía ganas de usar el nuevo “dado” otra vez.

Saqué entonces la tapa del balancín del lado izquierdo y el aceite que salió estaba un poco mejor que el del lado opuesto. También con algo de ayuda saqué el balancín y la situación era prácticamente la misma: no había daño en los componentes móviles y solo era necesario hacer una buena limpieza.

Cuando terminé con la tarea el maestro Chaleco había terminado con la propia y los cuatro estribos o manos habían sido reparados. Había hecho un excelente trabajo, como siempre, y había esmerilado el metal con mucha atención, como en una suerte de velada competencia conmigo, me imaginaba. Antes de partir sacó los improvisados topes de metal que estaban soldados a los largueros del chasis que limitaban los movimientos en ascenso del eje #2. Eran feos y pretendía enderezar los largueros antes de colocar algo más ad hoc.

Tomé entonces el esmeril angular y pulí los cuatro estribos, por ambas caras, y pulí los largueros hasta que consideré que era suficiente - y hasta que los que quedaban en el taller me pidieron que la cortara con el ruidito y con las chispas.

Durante el fin de semana no hice ningún trabajo en la Merkabah y me dediqué al bartoleo. Bien. Al lunes siguiente lo primero fue terminar de desarmar el eje #2 y de sacar el rodamiento y los elementos de freno del lado derecho. No había juego y todo parecía estar bien así es que no hubo mayor drama.

Cuando empecé a desarmar el tambor del lado izquierdo ahí la cosa se puso peluda. El aceite que se pasaba por los retenes se había colado al tambor y todo estaba impregnado, incluyendo las balatas.