Aún si había reparado el cilindro actuador del Split de la caja de cambios, no estaba del todo convencido de la reparación así es que pedí que me mandaran uno nuevo de reemplazo. El lunes por la mañana llegó y lo puse de inmediato en su lugar. Es tan característico de la caja que el solo hecho de verlo allí me daba la impresión de que algo se había avanzado.
Le hice un soporte a la válvula de seguridad principal y seguí con el cuento de los tecalanes, tratando de mantener el orden tanto como era posible. Me di cuenta al cabo de poco que necesitaría más soportes y guías y menos abrazaderas plásticas.
Cuando estaba midiendo la longitud de tecalán para el suministro de aire de los sistemas de inflado de los neumáticos y de la suspensión, René me preguntó muy amablemente si aceptaría un consejo. Por supuesto! – repliqué. Pon las cajas de control, ambas, dentro de la cabina – dijo, y en seguida explicó las razones basadas en su experiencia. Hmm… no era lo que tenía planeado, pero le compré la idea. Para qué son los planes sino para cambiarlos todo el tiempo?
Lo próximo en la lista (cuál lista?) era instalar el cilindro hidráulico para el accionamiento del embrague. En realidad, ese era el sistema original, pero alguien en el tiempo creyó que era mejor poner una servo-válvula. Esperaba no tener que descubrir después de que en realidad eso era lo mejor.
Desde los inicios de los tiempos supe que el soporte, horriblemente concebido y peor ejecutado, tendría que volar de ahí, y este era el momento justo. Para removerlo había que destruirlo. Así de mal.
Después de cubrir el entorno para no dañar la pintura con unos paños y los remanentes de cuero del viejo coleto, me senté y le di con el recién re-re-re-reparado esmeril angular hasta que pude sacar el soporte. Sentí hasta un pequeño placer al hacerlo, pedazo de fierro tal por cual….
Sin embargo, al verlo desguazado sobre el mesón me dio un poco de lástima. Este maldito amor por el fierro viejo! Okay… podría servir de algo y podría reciclarlo, al menos en parte.
Era tarde ya cuando me fui del taller. El chasis, cubierto con la manga de plástico para protegerlo de eventuales goteras, lucía mejor que en tiempos pasados, pero aún quedaba un largo camino por recorrer. Paciencia, paciencia… - le (me) dije.
Mantuve la idea y fabriqué un nuevo soporte, suficientemente resistente según mis tripas, usando la base del soporte viejo. Se veía mucho mejor también, y en caso de necesidad se podría desmontar sin tener que romperlo. Bien.
