Para continuar con la historia, empecé a cortar tecalán y a tender líneas por aquí y por allá, siempre esperando a que aparecieran los anillos de sello y los insertos apropiados. Trabajar con el tecalán (o tuberías de poliamida para los puristas), es un hueveo, y hay que ser bravo para mantener el orden, las curvas y la fijación apropiadas para que funcionen adecuadamente, no se estropeen y se vean bien.
Y, luego de un proceso un tanto largo, por fin obtuve mi licencia A4. Podría entonces conducir camiones no articulados cuando y donde quisiera. El problema era que aún no tenía ningún camión para manejar. Hmm…
Cuando decidí conservar la fiel Africa Twin y no comprar ninguna moto más nueva decidí también dejarla funcionando al 100%, así que pedí un nuevo amortiguador trasero y un kit de reparación para el Prolink trasero que, aunque bueno, ya presentaba un pequeño juego. Uno de esos días llegaron los repuestos y, como aún no tenía noticias de lo que necesitaba para seguir con el cuento de los frenos de la Merkabah, desarmé una vez más la moto y cambié las partes usadas por las nuevas.
Estaba echado en el piso, trabajando en la Africa, y llegó un hombre con unos bultos y una especie de radiador que dejó apoyado en la cabina de la Merkabah, lo que no me gustó mucho. Para hacer el cuento corto, había comprado hacía años en un remate un juego de aire acondicionado para camión Mercedes y nunca había llegado a instalarlo. Supo de la Merkabah por terceros y vino a ofrecerlo.
El juego estaba completo: compresor, cañerías, fittings, botella de expansión, radiador y caja de control y ventilador. Todo nuevo, sólo había muestras de mugre, poco cariño y bodegaje descuidado. Le pedí que me dijera un precio y me contestó algo inverosímil. Eduardo le preguntó si estaba seguro y el hombre dijo: ni un peso más ni un peso menos!
No tenía suficiente efectivo en mi bolsillo así que pedí un poco prestado y le pagué al tipo, el que se fue mostrando alivio de haberse librado finalmente del bultito. Los presentes nos quedamos mirando, asombrados de lo increíble del hecho de que no supiera lo que tenía entre manos. Agarré las piezas y las metí en sendas cajas y las dejé por ahí antes de terminar de instalar y poner a punto la Africa Twin. Salí a dar una vuelta y se sentía muy bien, no solo por el amortiguador nuevo, como comprenderán.
Los días pasaban y no había mayor cambio en la situación: poco tiempo, pequeños avances, no repuestos para el sistema de frenos. Puse los flexibles hidraúlicos nuevos y se veían muy bien, pero descubrí un error que me obligaría a modificar aún más la defensa del radiador que se aperna al parachoques. Pero eso vendría después.
