Necesitaba soportes nuevos así que, aprovechando el modo creativo, agarré el típico fierrito botado por ahí e hice los soportes con él. Los cubrí con imprimante, hice un poco de orden y me fui a casa.
RunRun, el gatito recién llegado, crecía y crecía, inquieto y juguetón, y tenía una muy buena onda con los demás perros y gatos de la casa. Carmen estaba realmente enamorada de él y nos iluminaba la vida esos días.
De repente, luego de varios meses de trámites y espera, llegaron los amortiguadores de Santiago. Se veían bastante bien en amarillo aunque a mí no me gustan mucho las cuestiones colorinches, y debo admitir que el contraste con el gris del chasis le daba un toque por demás exótico sin caer en lo tropical.
Pero… el maldito e infaltable “pero”… el arreglo doble del eje delantero estaba desalineado y, a pesar de todas las mediciones y cuidados, el amortiguador más frontal tocaba el pulmón de suspensión. Tendría que hacer cirugía mayor para corregir el asunto pero como no andaba muy en onda en ese momento lo dejé para resolver más adelante y seguí viendo si habían otros problemas.
Y sí los había. Los bujes de los amortiguadores traseros eran muy anchos por lo que tuve que jugar un buen rato con el esmeril angular para llevarlos a la medida correcta. La peor parte fue cuando el esmeril tosió un par de veces y se murió por falla de los carbones… de nuevo. Me bajó la indiada y metí la herramienta en su caja, más o menos cabreado. Chaleco me prestó su esmeril angular para poder terminar el trabajo y luego pude colocar los amortiguadores donde debían estar. Los del eje del medio no tenían ningún problema y su instalación fue fácil, como esperado. Tendría que ver cómo enfrentar el cuento de los amortiguadores del eje delantero más adelante, pero ya se había hecho tarde .
Había olvidado mencionar que uno de esos días regresé a Santiago por la membrana elastomérica que había comprado para la aislación de la cabina. Tuve que ir en el Montero esta vez porque el rollo famoso no lo podía traer en la moto. Me carga ir a Santiago en auto! En fin, esperaba que diez metros cuadrados de membrana de 25 mm fuesen suficientes para aislar la cabina de ruido y temperatura extremos.
