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Antiguo 28-08-2016, 11:43:21   #1538
Curricon
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Pairoa


Muchas gracias por tus palabras a Terral, ya estemos en ruta a partir de este Miércoles ...!!!rumbo sur....
Oye......? Por qué no aparecen las fotos......? Que pasoooo..???
O es ami que no me salen....



Cita:
Empezado por pairospam Ver Mensaje
Un viernes por la tarde, el camión Terral echó a andar su motor. No partió a la primera, como la Merkabah, porque su sistema de inyección requiere de más revoluciones y tiempo para estar listo, pero cuando agarró empezó a ronronear como un gatito, sin vibraciones y con un sonido muy grato. La sonrisa de René no cabía en el taller y la noticia corrió como fuego sobre polvora en Facebook gracias a Karen. Bien por ellos.

Por nuestra parte, Edie y yo cerramos trato con un apretón de manos y al día siguiente nos encontramos temprano en el taller para trabajar. Como Terral seguía allí para terminar con una serie de detalles la cabina de la Merkabah no se podía mover, por lo que nos enfocamos en las puertas. Hacía frío así que nos pusimos manos a la obra rápida y fuertemente para no congelarnos las patitas.



La puerta del lado del copiloto estaba en mejor estado que la del lado opuesto, pero después de unos cuantos cariñitos quedó en evidencia que de todos modos requeriría de una buena manito de gato para dejarla presentable. Luego de desarmarla Edie empezó a desabollarla y los ecos de los martillazos rebotaban por todo el taller.

Una vez terminé de preparar y enmascarar todos los fittings que se me habían olvidado el día previo, y que la temperatura subió a medida que avanzaba el día, apliqué wash primer a todas las piezas. Decidí no usar imprimante sobre los fittings y usar pintura gris de terminación directamente. Debería ser suficiente. Los soportes, sin embargo, sí recibirían el tratamiento completo.




Luego del tiempo requerido le di la vuelta a las piezas y les di unas manos de washprimer, luego le di una mano (de ayuda) a Edie con la puerta y ya era hora de irse.

El domingo siguiente fue un día-de-no-hacer-nada. Bien.

Por la tarde del lunes ya era hora de continuar. Me fui derecho a preparar la cantidad suficiente de pintura gris y luego empecé a rociar las piezas preparadas e imprimadas. Estaba por la tercera mano y aún me quedaba más de la mitad de la pintura. Me da mucha lata perder pintura.

Busqué entre las cajas grandes y encontré el acople de remolque Jost. Lo limpié bien y apliqué en forma generosa la pintura de poliuretano, pero al final aún tenía una buena cantidad de ella en el recipiente de la pistola. Igual se fue un poco de pintura al tacho, con un par de palabrotas dirigidas a mi poca claridad en cuanto a lo que “suficiente pintura” significa.




Estaban por cerrarse los portones para ir a casa cuando Alejandro regresó de un trámite trayendo un paquete de Santiago. Grandioso… los collarines!... Cresta… collarines equivocados!

En efecto, el tipo me envió unos collarines distintos a las muestras que me había mandado primero. No servían, y ya era tarde, oh… Cristo… qué lata.




Me hubiese deprimido si no hubiese sido por la invitación de Karen y René a cenar fuera. Terral salió a dar una vuelta, la primera después de la cirugía mayor, y René quedó encantado con el andar del camión luego del arreglo, de las modificaciones y las mejoras hechas por Eduardo, y lo metió en terreno rudo para probar bien cómo andaba. Karen también estaba feliz y por ello la invitación a celebrar. Comimos sushi, para variar, en el único local abierto la noche del lunes. Perdón por la calidad de la foto, pero estábamos contentos igual.




“Si quieres algo bien hecho debes hacerlo tú mismo”. Sabias palabras. Apenas terminé mis deberes contractuales, incluida la preparación del almuerzo, agarré la Africa Twin y me fui a Santiago, directamente a la tienda para devolver en persona los collarines que no eran.

En resumen, había ocurrido un error al inicio de la cadena de distribución y los collarines que llegaron de China o de no sé dónde no eran los que se suponía que tenían que llegar, pero lo hicieron, y con el mismo código. Así, el error de uno fue la bendición para un pobre y humirde servidor, y aproveché de llevarme un buen lote… por si acaso.

Llegué tarde a casa, pero feliz. El haber sido envuelto por el caos vespertino del tráfico de la gran ciudad no le quitaba brillo a los collarines sobre la mesa, y menos con una deliciosa taza de té con miel al lado. En todo caso, si no fuese por la Africa ni siquiera pensaría en ir por allá en día de semana.



Al día siguiente, jueves, terminé con el cuento de la pintura, lo que llevó todo el día. El viernes, que usualmente es cuando más tiempo tengo para jugar en el camión, me tuvieron muy ocupado algunos asuntos en el trabajo así que no alcancé a hacer mucho. El sábado, sin embargo, Edie y yo nos juntamos de nuevo temprano en el taller y trabajamos duro hasta entrada la tarde. Le ayudé con el desabollado de las peores zonas de la puerta y luego tapé con soldadura los agujeros hechos para tirar de la chapa con el extractor hecho en casa.




Saben qué es más latero que enmascarar las piezas para pintar? Sacar la cinta de enmascarar una vez pintado. Una lata, lata.

Mientras yo retiraba a pedacitos la cinta, Edie manejaba con pericia la aplicación de la masilla que luego iba reduciendo poco a poco con lija hasta practicamente llegar a la lata.



No pude avanzar mucho por mi parte, pero algo alcancé a hacer igual. Debido a su obsesión maniacal con el lijado y los detalles, edie alcanzó a terminar solo una de las caras de la puerta y yo la rocié con washprimer para evitar que se oxidase con la humedad ambiental. Se veía bien, la puertita.

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