Re: Merkabah: de tolva a motorhome
Como ya la cosa se ponía seria me empecé a preocupar de verdad; ya no era posible depender de terceros para desarmar y armar, poner y sacar ruedas. Agarré y me fui a Santiago a una conocida ferretería y me compré todas las herramientas que pensé que iba a necesitar para el proyecto y para luego llevar en la Merkabah en los viajes a venir: una llave de torque grande, una gata para levantar el camión sobrado de cariño, una caja de herramientas completa (de niño siempre quise una!) y una caja de dados grandes, de camión.
Dada la experiencias con gatas chinas ajenas pregunté por la mejor de las gatas que tuvieran, y el coño del vendedor, con un acento españolísimo, apuntó y dijo sin titubear: Pues ésta! Naturalmente me vendió una gata de fabricación española. Al menos a Jinx le gustó de inmediato; atracción natural.
Llegaba el momento de ponerse a trabajar en serio en el desarme y armado de “los” camiones. Luego de varias discusiones, y de ver el taller lleno de autos y un camión por atender, Eduardo me convenció de que no era mala idea la de desarmar y trabajar en el campo mismo, dejando el trabajo fino del ajuste del motor y otras cosas más delicadas para hacerlas en el taller. No muy convencido accedí; además, el taller es de él.
El día convenido, 24 de septiembre, nos juntamos con el dueño del camión (que pasó a llamarse penosamente “Repuesto”) y la grúa. Se concretó la vil transacción monetaria y luego de amarrar –con alambrito, naturalmente- todo lo que se pudiera caer en el camino, se enganchó la cola del maltrecho chasis.
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