Re: Para los amantes del altiplano.
Capítulo III
Después de un reparador sueño decidimos salir de El Peñón con rumbo al volcán Galán y la laguna del Diamante.
Transitando por un llano de arena gruesa, áspero, orillado por cerros de variadas formas y colores, encontramos una manada de vicuñas, pasamos por la Laguna Chica llena de flamencos y luego llegamos a la Laguna Grande, donde nidifican los flamencos y se estima una población de 12.000 de ellos. Nos cruzamos también con algunos ñandúes que curiosamente arrancaron menos trecho que sus congéneres chilenos o bolivianos.
Ya desde el día anterior estábamos sintiendo un pitido de la bomba de bencina. Este pitido iba en aumento y ya a las 14 hrs., habiendo recorrido cerca de ¾ partes del camino al Galán, ante el temor que fuese una pana mayor, decidimos devolvernos para comunicarnos con Battaglia.
Llegamos a El Peñón cerca de las 16 Hrs. El teléfono público no atendía a esa hora y no había señal para celular, así que partimos a Antofagasta de la Sierra por la ruta 43 (ligeramente mejor que el camino 4x4, con partes pavimentadas). Ahí, a pesar de tener señal en el celular no nos pudimos comunicar y a través del teléfono público costó una enormidad. Por fin logramos hablar con Battaglia, quién nos tranquilizó que ese zumbido era producto de la altura y no representaba ningún problema.
Nos alojamos en la hostería municipal, donde cenamos una rica milanesa de llama con papas fritas. Plato típico del altiplano, excelente.
Al día siguiente salimos tarde a recorrer los alrededores. En Punta de Peñas no encontramos los petroglifos que se supone existen. De allí nos fuimos a Peñas Coloradas donde sí hay pictografías.
Después nos metimos por un desvío que nos llevó a diferentes quebradas y serpenteando entre los cerros llegamos a un linda vega. Mirando el GPS determinamos que esa senda nos llevaba a la Laguna del Diamante pero era muy tarde y no llevábamos carpa ni alimentos así que nos devolvimos a la hostería a prepararnos para un largo camino del día siguiente.
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