Pido disculpas por o poder postear estas fotos antes, pero Uds saben... hay que laburar!!!!.
Esta salida la contaremos desde la salida de Concepcion: Estuvimos pegados en Concepcion 6 dias, ya que nos tomo el famoso paro de camioneros y las rutas estaban cortadas en la 5 sur y no habia seguridad de tener combustible.
Asi que obligados a aprovecharnos de la hospitalidad sureña en casa de amigos en Conce.
Aproveche esos dias para hacer algunas mantenciones, como cambiar la cruceta rota en el norte, cambie bomba de combustible (por seguridad), y fabriqué un bypass de la llave de la calefaccion, para asegurar buena temperatura en la cabina en el sur. Cambie tambien el motor del sapito que estaba empezando a watear.
Aqui haciendo reparaciones con un Twistero de Concep. Cristian Donoso... por supuesto, bajo la implacable lluvia Penquista.
Preparando su buen pulmay "para pasar el frio"

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Luego de los dias de espera, tomamos rumbo al sur, donde nos dirigimos por la ruta de la madera hacia Angol y luego Osorno - Puerto Montt, todo el camino bajo eterna lluvia.
De pasada por la cordillera Nahuelbuta, visitamos una parcela de la familia.... a recordar aventuras de la infancia.
Llegando a Puerto Montt nos dirigimos de inmediato a Navimag a reservar la salida y nos embarcamos al dia siguiente.
El viaje estuvo de lujo, la atencion impecable. Nos fuimos en los camarotes mas economicos, de 30Lks por nuca y nada que quejarse, muy bueno. La nave no se mueve casi nada, un poco a la altura del famoso Corcavado, pero nada que fuese inaguantable. En todo caso llevabamos las famosas pastillas para el mareo, que funcionan maravillosamente.
Lamentablemente habia demasiada neblina cuando pasamos por Chaitén y nos perdimos el tétrico espectaculo que en esos dias tuvo un especial rebrote.
Uno de las maravillas de este viaje, es que el clima cambia constantemente, y los paisajes se ven totalmente diferentes. El viento a estas alturas ya es cosa seria. Recomendable comer en el buque, por $3.000 se come rebien y buen servicio.
El viaje tomo 22hrs y llegamos a Puerto Chacabuco a las 12 de la noche, donde nos costo harto encontrar alojamiento. Al final nos recibio una abuelita que arrendaba piezas. Fue la primera noche donde sentimos como el clima influye tanto en la gente del sur. Dormimos al calor del fuego de una clasica estufa de combustion lenta y esperando a cada momento que el viento se llevara el techo!!!! pero nada de nada paso, solo era una noche de invierno cualquiera en el sur.
Al amanecer y ver el lugar, respirar el aire, sentimos cuan lejos estabamos del desierto que habiamos cruzado tan solo una semana antes.
La belleza del lugar era conmovedora, la nieve en las cumbre, el viento, trozos de hielo en el suelo, neblina y el sol que aparecia a ratos cambiando el paisaje sorprendentemente.