“Me había prometido a mí mismo no beber ni una sola cerveza durante todo el rally, pero esta noche me voy a permitir tomarme una”, exclama Jean-Pierre Méallet al entrar en el salón del Ciudad de Salamanca, el ferry con el que cruzarán el Mediterráneo para acometer la parte africana del rally.
Y es que la gran aventura con la que este jefe de empresa soñaba desde que era un niño le ha deparado ya un enojoso sobresalto. Y no sobre el terreno: "fue genial", afirma encantado. Fue entre bastidores, donde les ha venido el primer susto a Jean-Pierre y a otros tres motoristas, compañeros de infortunio en este inicio de carrera: “Nuestro equipo de asistencia ha organizado el transporte de nuestras motos hasta Málaga en camión, para ahorrarnos los 400 km de enlace". La intención es más bien buena, pero el camión en cuestión, que no dispone del salvoconducto de las pegatinas del Dakar, no puede estar en carretera un domingo, y si no que se lo expliquen a la Guardia Civil: "Cuando les llamamos desde Málaga para tener noticias, nos dijeron que el camión presentaba además irregularidades en los discos y había sido retenido por la policía. Eran ya casi las 17 horas, así que salimos pitando para Sevilla para recuperar las motos”. Sin perder el tiempo en explicaciones o recriminaciones con el conductor, nuestros cuatro motoristas saltaron sobre sus motos con sólo una idea en mente: llegar al embarque antes de las 21h00. "Al llegar a Málaga nos perdimos, y de no ser por un joven que iba en moto no habríamos llegado al puerto. Pero por el camino perdimos a Karl Vauclin y Joël Moro, compañeros de travesía", explica Jean-Pierre en compañía de Pascal Browet. Los dos rezagados llegaron al puerto a tiempo para subirse en el siguiente barco. Al final todo quedó en un susto y unas pocas horas menos de sueño.
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Saludos.
Pipo Zaro
Snarks