Cuando terminé con eso preparé más pintura y pinté los tanques de aire y las demás piezas de gris, incluyendo el cardán largo, tan preparado la primera vez pero igual insuficientemente pintado.
En uno de los lugares donde trabajo estaban haciendo renovación de equipos y había por ahí tirada una pila de cables. Cables gruesos y finos, bien aislados, de cobre de alta pureza, hmm… Hice mi pega y me fui con una idea clara en la cabeza.
Había estado trabajando firme esos días, en mi trabajo regular y en la Merkabah. La imagen usual al llegar a casa era la del ocaso. El tiempo volaba y yo no me daba ni cuenta. Sin embargo estaba feliz igual. Por fin se veían progresos notorios en el proyecto.
También tuvimos visitas esos días. Rachel y Patrice, viajeros originarios de Francia, aparecieron precedidos de las presentaciones por correo electrónico de Stefan Siegler, dueño del MAN Kat que estuvo hace un tiempo por aquí. Fue un encuentro muy agradable y Bouboule, su MAN del 2014, era muy bonito y estaba muy bien construido. Desafortunadamente la experiencia con los servicios técnicos locales había sido un desastre y tenían problemas con el camión. Eduardo, como siempre, les solucionó la mayor parte de ellos en cuanto a lo mecánico y se quedaron en San Felipe mucho más de lo presupuestado, como parece ser la regla con todos los viajeros.
Yo me preocupé por mi parte de terminar, por cuanto posible, con en ensamble de los cubos delanteros. Instalé los retenes nuevos, las calaveras o soportes de las zapatas de freno, las mismas zapatas y luego coloqué los cubos en su lugar.
Cuando puse los rodamientos externos pensé: Listo! Pero luego de poner el porta planetario me di cuenta de que necesitaba de un mejor método para apretar la tuerca de ajuste que un golpe de formón. Cresta… no quería tener que desarmar esa cosa de nuevo… jamás. Necesitaba el dado especial para poder torquear decentemente las tuercas y llamé a varios lugares tratando de comprarla, arrendarla, pedirla prestada o robarla. No hubo caso.