[Curricon]

Al llegar por fin a la cima vimos que había un funeral, mucha gente apostada a las
afuera y no queríamos interrumpir por lo cual visitamos rápidamente las
dependencias. Pese a ser de esclavos, era preciosa, con imágenes diferentes a las
otras visitadas pero no por eso menos bella, su cielo todo pintado y bien
conservado hacían que valiera la pena la caminata.

Desde Ouro Preto nos fuimos rumbo a la costa, salimos por la ruta alternativa para
evitar el paso por la ciudad y nos internamos hacia la montaña. El camino subía y
bajaba entre la mata atlántica, la temperatura se sentía mucho mas fresca y un
largo día lluvioso nos acompañó gran parte del camino, de repente comenzamos a
ver muchas plantaciones y pudimos apreciar que eran cafetales. Es impresionante
la cantidad de hectáreas plantadas y estaban todas cargadas del exquisito grano de
café… en los letreros anunciaban la venta de café teerios tradición familiar por mas
de 40 años, así que hicimos una parada técnica para probar las 2 variedades que
tenían y por un módico precio de 5.000 nos llevamos 2 bolsas de café molido de 1
kg. y nos servimos un café con un bollo.

La ruta transitada era diferente, en algunos momentos se producen sentimientos
encontrados al ver la cantidad de plantaciones que existen en desmedro de la mata
atlántica. También vimos muchos lugares de cultivos de orquídeas, que se venden
como las rosas en Chile…¡¡mi madre estaría feliz de tenerlas¡¡. En el trayecto
pasamos por la localidad de Pedra Azul, tan conocida por el PN. que protege el área
donde se encuentra una de las formaciones rocosas mas grandes de Brasil (luego
de Río de Janeiro) y debe a su nombre al musgo de color azul que la reviste. Acá
conocimos a un Sr. Dueño de la estación de servicio que nos ofreció, muy
amablemente, quedarnos en sus dependencias, conocía muy bien Chile, le
encantaba Pucón y sus alrededores.

Al continuar la ruta, queríamos hacer noche en la costa. La tarde estaba muy
lluviosa, por lo cual seguimos haciendo kilómetros y ya en ruta veo un camión que
vende coco, yo me dije ¡¡esta es mi oportunidad¡¡. Compré 10 cocos para tomar
agua de coco en mi propia casa rodante, era un deseo cumplido porque desde Río
no había encontrado o si lo había me volaban la cabeza en reales. No teníamos
mucho espacio en el camión así que no se me ocurrió nada mejor que llevarlos
colgados como racimo de uva en el porta repuesto, los amarré bien y seguimos
rumbo a la costa.

Nos internamos en una pequeña ciudad, que por ser sábado no estaba muy
transitada y que tenía letreros de venta de cangrejos por doquier… con Carlos
conversábamos por radio la forma de poder preparar los cangrejos para así bajar a
comprarlos pero dada la lluvia nuestros planes se mojaron. De repente escucho
por radio que Carlos (que iba mas atrás) nos dice: “se te caen los cocos”… “que te
quedas sin cocos”… @%$&@@ … imposible parar a rescatarlos no sólo por la rabia
que tenía en ese minuto sino por la vergüenza. Carlos y Pilar presenciaron todo el
espectáculo.. cocos rodando por la calle, un auto no lo pudo esquivar y lo rompió
con el carter, otros autos se cruzaban de un lado a otro para evitarlos y los
lugareños muertos de la risa por el espectáculo. Al llegar a la playa y encontrar un
buen sitio, Carlos me entregó los cocos que pudo recoger, nos reímos del
espectáculo y pagué con agua de coco a toda la manada.