[Curricon]

Bitácora Nº12: Segunda parte Carretera Austral- El Chaltén-Perito Moreno-Calafate-Puerto Natales

Querida Familia y Amigos

Como bien dice el dicho: “no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague” les hacemos llegar la segunda parte de la bitácora de Terral en Carretera Austral.

Desde Cerro Castillo, seguimos rumbo a Puerto Tranquilo, pero antes hicimos el desvío que nos llevaba por la Ruta de Los Ventisqueros. El camino era angosto y con mucha calamina, el pobre de Luca ya iba un poco mareado de tanto salto que dábamos. Al adentrarnos comenzaron a aparecer los diferentes ventisqueros cuyos nombres desconozco, el espectáculo nos dejaba sin palabras, eran verdaderos gigantes blancos que nos escoltaban durante la ruta, lamentablemente por momentos se perdían entre la nubosidad, pero aún así se podía apreciar su inmensidad y la belleza de sus tonalidades blancas, azulinas y hasta grises por efecto de la morrena. Este bello paisaje además se matizaba con el verde turquesa del Lago Bayo, justo cuando lo vamos subiendo y bordeando aparecen en la angosta ruta unos furgones con turistas, los cuales no se detienen y nos piden “aorillarnos”, pero no podíamos porque los bordes eran peligrosos y el peso nos podía llevar, nos tuvimos que poner pesados y hacerles ver que en el espacio dejado podían pasar sin problemas, finalmente el tozudo conductor dejó su miedo y accedió a pasar. Para finalizar el bello tramo, llegamos hasta el Puesto El Portal, último punto del camino, cancelamos la entrada y amablemente nos dieron permiso para hacer ¡¡el sendero hasta el mirador del Glaciar Exploradores en compañía de Luca en su mochila de explorador¡¡.

Al regresar hacia Puerto Tranquilo, divisamos un camión overlanders estacionado, nos salieron a encontrar como si fuéramos de la misma manada. Era un inglés en un Mercedes Benz modelo Actros, que andaba recorriendo Sudamérica en compañía de su novia Austriaca. Nos preguntó mucho sobre los talleres mecánicos de la marca, porque en la R40 las piedras le quebraron su parabrisa y fue muy complejo el que consiguieran el repuesto. En el estacionamiento estaban con un neozelandes que andaba recorriendo Sudamérica en una ¡¡moto Vespa¡¡ todo un clásico ¡¡.

Al amanecer seguimos rumbo a Puerto Mármol, la bajada estrecha y empinada fue entretenida, poniendo a prueba el freno de motor de Terral y rogando que no viniera otro auto en contra jajajaa. Al llegar y mientras nos estacionábamos se nos acercó un australiano (casado con una chilena) a preguntar sobre el camión, si era chileno, el costo etc., después su señora se derritió al ver a Luca con su chaleco salvavidas ¡¡hasta fotos le sacaron¡¡. El sol comenzó a aparecer y nos dio la bienvenida al Lago General Carrera, su color celeste intenso se mostraba en todo su esplendor, Luca disfrutaba del viento y el movimiento de la lancha como buen perro viajero que es. Así llegamos a visitar las cuevas de mármol, maravillándonos con las diferentes tonalidades y texturas producidas sólo por la erosión del viento y la guinda de la torta fue el paso por la Catedral de Marmol cuya forma y colores parecieran realizados por el hombre. Al llegar a Puerto, estábamos en la casa cuando nos golpean la puerta y veo que era mi amigo jeepero Alfonso Cox quien andaba recorriendo la carretera en moto con su hijo…¡¡ven que es chico el mundo¡¡.

La siguiente parada fue en Cochrane, entramos por la vía principal, muy amplia y asfaltada, nos estacionamos para preguntar por el seguro internacional y cuando volvemos ¡¡no tengo la llave del camión¡¡…. @%&Ç.. ¡¡nooo es la única que tenemos (la otra se le perdió a Karen)¡¡… como perros nos pusimos a rastrearla hasta que por fín la encontré… uff¡¡¡ si que fue susto¡¡. La plaza de Cochrane es tranquila, con Wifi Gratis y con área para estacionar sin problemas ¡¡totalmente recomendable¡¡.

La ruta seguía rumbo a Caleta Tortel destino soñado de conocer por Karen, llegamos en una tarde lluviosa y nubosa, nos estacionamos en el área municipal y comenzamos la caminata. Caleta Tortel es muy pintorezca, sus calles están conformadas por pasarelas hechas de Ciprés de las Guaitecas y alrededor se puede ver como plantas habituales del lugar frambuesas, frutillas y moras. Nos dirigimos a buscar a carabineros, porque nos habían dicho que podíamos pasar desde Villa O’higgins a Argentina por el Paso Mayer, pero que dependía de la fecha y de su estado. Después de mucho subir escaleras llegamos a Carabineros pero el paso no era posible realizarlo en esta fecha en vehículo sólo bicicletas y treckking, así que nuestra alternativa sería el Paso Roballos en la cercanía de Cochrane. Con la lluvia de la tarde, me dí cuenta que teníamos una gotera en el techo y nos había mojado parte de la cama, por lo cual debíamos solucionarlo pronto si queríamos llegar a la Patagonia.

Por la mañana nos regresamos a Cochrane, se preguntarán ¿porqué no fuimos a Villa O’Higgins?... porque aunque suene paradójico no teníamos mucho tiempo, nos íbamos a retrasar para llegar a Punta Arenas (el 7 de Marzo regresábamos a Santiago) y el clima allá es muy rudo lo que dificultaría la travesía. Además había un lindo día de sol, así que estacionados en la plaza me puse a arreglar el sello del ventilador mientras Karen preparaba la especialidad de la casa “La torta terral”. A la mañana siguiente sacamos el seguro internacional por internet, dimos aviso en carabineros para el salvoconducto y marchamos rumbo al Paso Roballos.

La ruta hacia Roballos era muy linda, extensos kilómetros de pampa patagónica, acompañados por Guanacos con crías arrancando del camino y por el Lago Ghio, que era el lugar de patos silvestres y bellos cisnes de cuellos negros. El camino con mucho bache pero con poco tráfico, incluso nos encontramos a un motoquero overlanders. En el lado chileno, Policia como siempre se portó excelente, muy amables, conversadores y no tuvimos problemas para hacer el documento de salida de Luca.

El viento ya comenzaba a soplar fuerte dándonos la bienvenida a la Patagonia Argentina. El trámite de ingreso a sector Argentino fue rápido, hicieron el papeleo y no tuvimos control de Senasag. Comenzamos rápidamente a buscar estacionamiento porque la noche se aproximaba y el fuerte viento también. Nos quedamos en la inmensidad de la Pampa, rodeados de manadas de caballos salvajes y Guanacos pero movidos fuertemente por rachas de viento