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Antiguo 02-11-2014, 14:22:10   #1251
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Hola a todos:

Ha pasado un buen tiempo y no ha habido más noticias. Estuve de viaje y todo quedó suspendido hasta ahora. Ya les iré contando.

Lo último que estuvo en el tapete fue el desarme y la limpieza de las piezas que componían la suspensión delantera de la pobre Merkabah, tanto tiempo reposando sus huesos sobre los caballetes, sin poder siquiera echar a andar su motor. Estaba ocupado en pasarle una grata al eje delantero para tratar de sacar pintura y óxido, y se había hecho tarde.

Todo el mundo se había ido y yo me quedé, limpiando las partes más expuestas del eje, dejando las partes más difíciles y escondidas a la granalla metálica que pronto tendría que montar. Solo Dakar, uno de los perros del taller, me hizo compañía hasta que llegó el momento de ir a buscar a Jinx, mi gato, que había pasado la noche en el hospital veterinario por una gastroenteritis aguda gatuna feroz.





El gato estaba mejor, pero no completamente recuperado. Cuando llegamos a casa los demás perros y gatos le dieron una calurosa bienvenida. Comió una pizca de un paté medicado, aromático y carísimo y se durmió profundamente sobre una silla, mostrando el pelón en la pata donde le pusieron la vía venosa después de sedarlo ya que, enfermo y todo, no perdió jamás su carácter algo sensible.



Bueno, el tiempo, escaso como siempre, no me había acompañado mucho esos días, y el poco que tuve a disposición lo usé para seguir limpiando el eje delantero. Las gratas nuevas eran fantásticas cuando nuevas pero luego de algunas sesiones ya no trabajaban tan bien porque los filamentos metálicos se iban doblando ante la presión e iban perdiendo efectividad. Me las arreglé, sin embargo, para continuar limpiando, pero resultaba progresivamente más fome.





Cada vez lucía mejor, pero el esfuerzo para sacar todo el óxido y la mugre me empezaba a latear. Me detuve y cambié de actividad y agarré los muñones de dirección para usar un poco las otras gratas con el taladro, para variar. Luego de un par de horas de trabajo el primer muñón ya no podía estar más limpio, creía yo. Obviamente me equivocaba. Cuando terminé de limpiar el segundo muñón encontré que el primero no estaba tan limpio como aquel y entonces pasé otra hora limpiándolos de nuevo y a fondo.




Cuando ambos muñones por fin estuvieron listos se fueron a sendas cajas donde reposarían hasta la sesión de imprimado.

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