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Antiguo 16-07-2014, 13:18:25   #1218
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Bueno, el fin de semana fue muy corto, como siempre, y la semana después también se hizo corta, sin tiempo para los fierros. Pero tuvimos una visita que se había anunciado con cierta anticipación.

Matthias, un joven ingeniero alemán radicado, por el momento, en Santiago, trajo su Mercedes Vario 4x4 para que la revisara Eduardo y le indicara qué hacer para solucionar un par de detalles mecánicos molestos; una segunda opinión, la verdad. El furgón pertenecía a otro alemán que la usó bastante y Matthias la importó para usarla en Chile y Sudamérica con su familia. La estaba rehaciendo él mismo por dentro aunque ya la estaba usando tal cual, sin terminar.




Quedó un par de días en el taller mientras se la revisaba y luego Matthias regresó y se la llevó. Una vez los repuestos estuviesen a mano la traería de vuelta para las reparaciones, creo. Buen tipo, este Matthias.

Como ya me tenía medio loco este cuento del motor de la Africa Twin me embalé y el poco tiempo que tuve ya al final de la semana se lo dediqué a proseguir con el armado y llegué a casi cerrar por completo el motor. Estaba muy contento torqueando con precisión cada uno de los pernitos de las tapas cuando me di cuenta de que había cometido un error fatal. Eduardo me miró y se mató de la risa cuando se lo mostré: Cómo tan huevón, Pairoa! Y estaba en lo correcto.

Ya todos saben que no soy mecánico ni nada parecido así es que no me da nada decir que a veces el entusiasmo y la convicción de que estás haciendo bien las cosas sobrepasan la experiencia y la metodicidad necesarias, y entonces queda una cagada. Gracias al Gran Jefe con los fierros todo es un gran juego porque siempre puedes destapar, parchar, reponer, desabollar, soldar o cambiar la pieza. Solo pierdes tiempo y materiales, nadie se lesiona o se muere. También me reí.

El sábado entero, entonces, fue dedicado con gran ímpetu al desarme de lo que se había armado. Tuve que abrir de nuevo la caja/carter que al principio tanto había costado cerrar, y para qué? Para poner la tapita del tubito de la bomba de aceite que se le había quedado afuera, al gil.





Mientras trabajaba en solitario en el taller, una caravana de entusiastas del todoterreno se detuvo en su camino hacia alguno de los cerros de Putaendo. Un Vario 4x2 tiraba de un carro con un imponente engendro que alguna vez había sido un Land Cruiser y que ahora, con justa razón, se apodaba La Rana. Bonito el batracio.



Seguí yo con mis empeños hasta que el motorcito estuvo más adelantado de cuánto no lo hubiese dejado antes de volver a desarmarlo, avanzando muchísimo más rápidamente toda vez que ya conocía cada uno de sus secretos, ahora que se podía decir que éramos íntimos.



Como de costumbre, el domingo lo dejé para el descanso y el ocio en familia y retomé el lunes siguiente hasta que, avanzada la noche, el motor quedó completamente listo, con las válvulas reguladas bajo la supervisión estricta de Eduardo, naturalmente, ya que se me había olvidado el procedimiento luego de hacerlo con la Merkabah hacía su buen tiempo atrás.



Miércoles, y recién pude poner de nuevo mis manos sobre el motor. Traté de ver si podía colocarlo solo ya que todos en el taller estaban muy ocupados. NFW. Eduardo y yo lo pusimos entonces con la ayuda de una gata, paciencia y mucha maña ya que el desgraciado apenas cabía en el chasis.




De ahí en adelante fui lentamente conectando cada uno de los componentes, arreglando detallitos, cambiando cables y conexiones, mangueras, soldando una que otra rotura y reparando distintos aspectos que era menester solucionar en esa etapa precisa y no después.



La cosa avanzó de a poco y a veces con algunas pequeñas vuelta-atrás, pero en la tarde del sábado, y luego de varias horas de trabajo, la flamante Africa Twin salió de nuevo a la calle al sol a dar su primera vuelta de prueba luego de un par de meses en el taller.



La BMW, al fondo, no me creerán, pero se puso envidiosa… y de la peor forma posible. Hmm…

Luego de tanto tiempo ya me había acostumbrado a la GS 650, y el porte y los kilos de la Honda se me hicieron incómodamente extraños. Decidí que eso era inaceptable así es que al día siguiente me equipé y tomé la moto y partí a dar una vuelta de rodaje siguiendo las indicaciones de Eduardo en cuanto al uso y regímenes de revoluciones del motor. Si había que acostumbrarse de nuevo a ella, y había que usarla de menos a más, lo mejor era un viaje mixto.

Me la llevé por los campos y subimos a los cerros que dominan el valle del río Putaendo por la carretera que lo une a Cabildo y luego me fui hasta La Ligua rumbeando por dentro, por Las Mostazas hacia Alicahue. Al principio me pareció algo pesada y lenta pero luego de unas cuantas curvas y piedras se me subió por el cuero y fuimos uno solo, de nuevo. Oh, extraordinaria sensación!




El día estaba espectacular y propicio para una escapada tal, así es que todo anduvo muy bien; compré dulces de La Ligua para mí y para Carmen y volví cuando entraba la tarde por la serpenteante carretera. El motor quedó funcionando espectacularmente bien, poderoso y parejo como nunca. Bien. La movida jornada terminó con una rica cena afuera y me fui a la cama, lona, con una sonrisa imborrable en la cara.
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