Bueno, bueno, Luis… trataremos de poner al día esta cosa, tan olvidada hasta ahora.
Recibí un correo hace poco en el que me comentaban que mi tono se había vuelto un poco depre en las últimas entregas, lo que desmiento categorigamente ya que, si bien bajonea un poco trabajar y no ver avances significativos, el proyecto sigue adelante con todo a pesar de problemas varios y a la falta de tiempo. Por otro lado, esa ha sido la tónica hasta ahora.
Y me había quedado pegado en el pasador del muñón de dirección, esa m… que no quería salir. No había resultado tironearlo, machucarlo, rotarlo, calentarlo y luego enfriarlo rápido, nada. No se movía un solo milímetro.
Decidí fabricar un extractor más potente ya que parecía ser la única forma de aplicar la fuerza suficiente que el pasador necesitaba para salir, así es que agarré un pedazo de tubo que solía ser un poste de alumbrado público, algunos trozos del chasis de Repuesto y la gata hidráulica verde española. Corté, martillé y soldé por un par de horas y al final obtuve algo parecido a un rudimentario pero potente extractor.
Para tener una mejor área de soldadura y más firmeza para traccionar, esmerilé un surco en la cara inferior del pasador y luego le soldé una de las barras que quedaron de la adaptación de las abrazaderas de los paquetes de resortes traseros. Debo admitir que la soldadura al arco para arriba fue más que dificultosa para el suscrito. Luego de varias quemaduras del cuero cabelludo y muchos agujeros en el overall dejé enfriar el pasador y pude armar el recién fabricado extractor. Entonces, poco a poco, empecé a aplicar tracción con la gata mientras calentaba el brazo inferior del eje.
Después de un rato la soldadura de la barra al pasador se rompió con un bonk! Y tuve que desarmar el extractor y esmerilar todo. Limpié la barra y se la dejé al Maestro Chaleco; seguramente él podría hacer una soldadura más resistente que la mía.
Algo desilusionado, pero no abatido, me fijé en el próximo número de la lista de las cosas por hacer y me puse a buscar los soportes de la barra estabilizadora delantera y los encontré en una esquina, bajo una pila de mugre y polvo. La idea era de soldarlos a las placas base inferiores de las abrazaderas del eje delantero, pero había que biselarlas primero para que pudiesen coincidir las superficies a soldar.
Un montón de chispas después los soportes estaban listos, o casi. Para estar seguro de lo que hacía tuve que sacar las abrazaderas de ambos lados, lo que me tomó un largo rato porque las tuercas estaban muy apretadas y, para peor, el chasis se apoyaba en los ejes y no era conveniente soltar las abrazaderas a mismo tiempo. Tuve que soltar y luego reapretar las abrazaderas alternadamente girando centenares de veces las tuercas en el kilométrico hilo de las cosas esas para poner, sacar y ajustar de nuevo, a cada lado. Mal.
Para peor, me equivoqué en el lado en que iban los soportes al principio y tuve que sacar y poner todo de nuevo en el correcto órden. Siempre puede ser peor.
Al final, los ángulos y las posiciones parecieron ser lo suficientemente correctos y pinché las piezas con la MIG para que luego Chaleco les diera una pasada al arco como solo él sabía hacerlo.
Al día siguiente yo me encargué de calentar los fierros a la temperatura adecuada, según él, claro, y el viejo soldador les dio el toque requerido para hacerlos indestructibles. Ya veríamos