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El espacio de trabajo se redujo considerablemente pero uno podía desplazarse entre los fierros sin mucha incomodidad.

A la inspección cuidadosa del eje descubierto éste parecía estar mucho más sucio que el eje #3, si es que eso era posible y, por supuesto, los estribos o manos para los paquetes de resortes estaban hechos un desastre y requerían de reparación también. Había además una fuga de aceite que provenía del retén del eje frontal, y esas sí eran malas noticias. Hmm…

Esta vez decidí desratizar primero el eje sin ir muy lejos con la limpieza de la gruesa capa de barro y grasa y luego sacar los tirantes y los maxis. No fue para nada fácil porque la mugre era muy tenaz y los pernos y tuercas estaban fuertemente pegados. Tuve que barrer un par de veces el suelo para poder seguir adelante.

El retén trasero del eje también filtraba así es que no tenía más opción y tendría que sacar el eje para poder reemplazar los retenes. Esperaba que no fuese tan difícil como me temía. Se puede ver desde atrás cuan sucios estaban los elementos del lado izquierdo del eje que aún no había sido limpiados suficientemente.

Una vez terminé con la limpieza ruda no perdí mucho tiempo con los topes de goma y con los destornilladores y un poco de palanca -bueno, algo más que un poco- salieron ambos. Por supuesto el resto del tiempo ahorrado se me fue cincelando el óxido de los soportes de los topes.

Mientras le daba al combo y al cincel Chaleco terminó de soldar los estribos del eje #3. Luego de dejar solo trazas microscópicas de óxido en los soportes de los topes de goma del eje #2 agarré el esmeril angular y pulí ambos estribos, pero aún así no estaba muy contento pues quedaban algunas imperfecciones que me hubiese gustado cubrir con soldadura antes de pintar. Chaleco estuvo de acuerdo y quedamos en que lo haría al día siguiente.

Cuando terminé de limpiar y ordenar todo ya era bastante tarde, tenía el pelo cubierto de polvo, trozos de óxido y estaba exhausto. Trabajar todo el día en los fierros era realmente agotador pero la impresión era la de avanzar al menos tres veces lo que avanzaba trabajando solo en las tardes, y el chasis estaba cada vez más pelado.

Había olvidado mencionar que los de la compañía de las válvulas de aire respondieron finalmente y me dieron el presupuesto del ingenio armado en conjunto, y éste superaba el doble de lo que yo había pensado. Pregunté el por qué de ello y me respondieron que las válvulas especificadas eran tan sofisticadas que tenían que importarlas especialmente desde Japón y por eso el precio. Respondí solicitando que la cosa se re-pensara utilizando las válvulas más adecuadas que tuvieran en stock y me quedé esperando la respuesta.

Al día siguiente llegamos temprano y me apresuré a cambiarme de ropa para atacar cuanto antes el eje #2 antes de que llegara Chaleco.