Re: Merkabah: de tolva a motorhome
Me urgía poner luego el disco y la prensa de embrague así que tomé la campana y me dispuse a su preparación para dejar el conjunto listo. Como todo lo demás, había estado en un rincón esperando por atención así es que además de la mugre del uso despreocupado se había ganado un par de kilos de polvo del taller.
El rodamiento de empuje, gracias a su sistema de lubricación, estaba en buenas condiciones a pesar de todo lo sufrido por el camión. Una vez desarmado el sistema de la horquilla fue evidente, sin embargo, que el rodamiento del eje ya estaba pidiendo perdón y reemplazo por acumulación de mugre, óxido y juego, así es que lo saqué y encargué uno a Santiago ya que no tenían ninguno de esas dimensiones en los negocios conocidos de San Felipe. El eje del pivote de la horquilla tenía un sistema más bien complejo y lleno de retenes, golillas y o-rings de goma; un culo para limpiar, y al hacerlo fue evidente que ya había sido reparado antes. Más sorpresas.
Ese fin de semana fui a darle un vistazo al camión en el corral. Lo hice porque me encantaba ver el camión aunque estuviese ahí botado y triste y porque quería estudiar bien el asunto del cambio de suspensión por la de Repuesto, ahora que la cabina estaba abajo y los elementos podían medirse y verse en su relación normal.
A la inspección inicial me dio la impresión de que el problema de la eventual inestabilidad de la cabina montada sobre cuatro puntos semi-flotantes no iba a ser tan grande como me pareció en un principio. La unión trasera entre la cabina y los resortes espirales se complementaba bien con la oreja metálica de guía, la que además era bastante robusta como para un trabajo serio de mantener la cabina centrada. Tampoco me pareció entonces que el desplazamiento eventual hacia adelante durante el frenado iba a ser importante o al menos preocupante. Decidí mantener la cosa tal cual y no darle más vueltas al asunto hasta probar cómo funcionaba en la práctica una vez que, en un futuro cierto pero lejano, la Merkabah saliera a la calle.
Otra idea que tuve fue la de cortar sin más el domo que va sobre el motor de la cabina de Repuesto y pegarlo (soldarlo) en la cabina de la Merkabah, tal como lo había hecho con el oxidado guardafango trasero de la Blazer 6x6 y que había quedado espectacular, modestamente. Así me evitaba la desagradable y difícil pega de desabollar la cagadita que me había mandado al subir la cabina con el tecle del puente-grúa. Pero como las cosas son siempre más difíciles de lo que parecen resulta que solo entonces reparé que los domos eran distintos y que el de la Merkabah tenía una suerte de promontorio solevantado donde iba la palanca de cambios, y que el de Repuesto era completamente plano. Ah… otra brillante idea desechada por la crudeza de la realidad, aunque igual quedé con ganas de cortar y soldar algo así es que la última palabra no estaba dicha aún.
En las fotos se aprecia bien, ahora desde arriba, el grado de deformación de la chapa y cómo quedaron de chuecos los interruptores de la tracción y el anillo de sujeción de la palanca de cambios.
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