Capítulo IV
Salimos desde Antofagasta de la Sierra alrededor de las 10.30 en dirección norte por la ruta 43.
En el camino salió a conversar con nosotros una abuela de edad indefinida, típica del altiplano que nos permitió fotografiarla sin problemas.
Continuando por el camino que serpentea entre cerros de diversos colores, orilla ríos y grandes farellones y pasa por vegas y bofedales con gran cantidad de vicuñas, burros y llamas.
A los pocos días descubrimos lo que el burro nos quería decir: “pobrecitos no saben a donde van”
Llegando al salar del Hombre Muerto doblamos a la derecha hacia la mina de litio. Hacia su derecha había una laguna del salar que empezaba en color blanco (sal), luego celeste (agua) y al fondo turquesa. A pesar de su belleza era un color poco natural que nos hacía suponer que se trataba de un relave. Dimos una vuelta, llegamos a un sector de contenedores de la mina donde conversamos con uno de los mineros y nos explicó que efectivamente en ese sector se depositaba el sobrante después de haber extraído el litio y después, de esa parte se extraía el potasio.
Cruzamos el salar, llegamos nuevamente a la 43 y nos detuvimos a comer algo y dormir una siesta al lado de un puesto móvil de la policía de Catamarca, poco antes del límite con la provincia de Salta, en que la ruta 43 se transforma en la 17.
Continuamos, pasando por el lado del salar de Tolar Chico, luego unas vegas con muchas llamas entre cerros de colores. Es impresionante la belleza de los colores, en esta foto corresponden fielmente a la realidad. No hemos retocado ninguna fotografía.
En esta parte del camino ¿nos estaban advirtiendo que el burro tenía razón?
Siguiendo por la 17, llegamos a Pocitos, una estación en desuso con un pequeño poblado al lado del salar, que NO tenía bencina. Nos informaron que probablemente en el pueblo de Tolar Grande podíamos encontrar. Hasta aquí nos habíamos topado con unos cinco vehículos solamente.
Este caserío no nos agradó, salvo un amable camionero.
Era tarde y el viento arreciaba. Decidimos continuar nuestra ruta atravesando el salar de Arizaro y buscar un lugar para armar la carpa. Cuando ya el sol se ocultaba, encontramos unos preciosos murallones donde refugiarnos del viento. Allí pasamos una linda noche con luna llena.